Hola queridos lectores:
En primer lugar pedir disculpas por no haber podido actualizar antes. Tenía ganas de hacer una especie de Gran Hermano bloguero de estas vacaciones, pero el wifi del hotel, que durante el primer día funcionó perfectamente, se ha ido a la mierda. Según cuentas por los alrededores, el mal tiempo y la telecomunicaciones en Almuñecar, concretamente en La Herradura, no son muy buenos amigo. Y mal tiempo ha hecho lo suyo. Pero por suerte pude ir el sábado a la playa y alquilar una bicicleta, recorrer la zona, y...vivir un momento muy, pero que muy...especial.
El jueves estuvo lloviendo todo el día, pero eso no nos impidió a mi familia y a mi conocer este pueblo y sus alrededores. Estoy terminando un video sobre el castillo y el mercado de Almuñecar. No es que sea de interés turístico internacional ni mundial, pero es que necesito practicar con mi nuevo compañero, y espero que por mucho tiempo. Se llama Mac, y venía en esta caja tan de diseño, como todo lo que rodea a Mac, incluido yo, que también soy de diseño. Pues eso, que estoy aprendiendo a utilizar el Ivideos para montar mis video creaciones.
¡Una dos y tres...cuatro cinco y seis...¡Yo me calmaré. Todos lo veréis. Esta frase, pronunciada por Carl en 'Cosas de Casa', y que quedó grabada en el cerebro de muchos de mi generación, ha sido la más utilizada por mi persona durante estos días. Aunque debo reconocer que cada vez la he utilizado menos.
El viaje de ayer a la Alpujarra, casi dos horas en coche, ha sido una de las etapas más tensas de estas vacaciones, sin contar el último día, cuando mis padre no quisieron parar en Nerja para visitar la su cueva, y optaron sin embargo por hacer turismo de centro comercial en Málaga. Hablando del último día: con la maleta ya hecha, fumándome un cigarro en la terraza de la habitación, veo a Carlos, el chico con el que me crucé ayer mientras hacía algo de deporte con una bici alquilada.
No había pasado ni diez minutos desde que salí con la bicicleta de montaña del hotel cuando me cruzo a un rubio de ojos claros haciendo footing por las calles de la urbanización que dan a la playa, todas cuesta abajo. Lo miré, me miró. Lo perseguí, me persiguió. Estuvimos hablando un rato, sobre el pueblo y tal, ya que él veranea desde hace años allí. Tras cruzar un par de miradas pícaras, y ver que la curiosidad de ambos era sexual, nos separamos, él me alcanzaría un kilómetro más adelante, ya que yo aún quería bajar a la playa. Treinta segundo después de seapararnos, aparece mi familia en el coche. Pitido, saludo de rigor, y pedaleo lo más fuerte que puedo para no tener que bajar de la bici para subir una de las inclinadas cuestas de La Herradura.
-¿Quieres agua?
-No suelo beber agua cuando estoy corriendo.
-Ah bueno, ¿te apetece un baño en la piscina del hotel?
-Tengo un poco de prisa, además, no tengo bañador.
-Pues yo tengo dos, te puedo prestar uno. Vayamos a la habitación...
Pedí a las recepcionistas que me guardaran de nuevo la bici que ellas mismas me habían entregado poco más de media hora antes, y con la que se suponía que iba a estar unas cuatro horas.
-¿Hay algún problema con la bici?
-No, no. Ninguno. Voy a subir a la habitación, ¿me la pueden dejar aquí un momento?
-Sí claro. ¿Tardará mucho? (odio la regla de los hoteles de hablar de usted a todo el mundo)
-Pues...no lo sé, pero volveré.
A partir de ahora no sólo jugaré al voleibol. Pienso hacer deportes todas las tardes, así que iré a correr por el río Guadalquivir. Verdaderamente el deporte tiene algo especial. Por cierto, que esta semana me incorporo a los entrenamientos de voleibol. Tengo mono, de deporte.
3 Comentarios:
flipo contigo xaxito!!
eres único jejeje
ravoooooo!!
Anda iooooooooo!!! con el Mac!!! Pero de qué vas cacho????
que guapo estas, cacho!
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