miércoles, 1 de febrero de 2017

Barbate, el bello pueblo de la solidaridad

La aparición del cuerpo sin vida de Samuel, un niño de seis años en la costa barbateña, en la playa de Mangueta, en la pedanía de Zahora, nos obliga a mirar al sur. A recordar nuestra frontera con el mundo. Nuestra Frontera Sur con África. A mirar hacia pueblos de Andalucía como Barbate, municipio fronterizo y que es ejemplo desde hace años de solidaridad y de lo que es capaz de hacer la gente buena y bien organizada.

Tuve la suerte de estudiar en Barbate bachillerato hace ya más de diez años. Allí, en el IES Trafalgar, los estudiantes, en colaboración con la radio municipal, Radio Barbate, organizaban recogida de ropa. Esa ropa pasaba a Cáritas local, o a Cruz Roja local, que se encargaban de llevarla si llegaba una patera. Era entonces cuando se activaba un dispositivo ciudadano de urgencia que intentaba darle un trato humano al final de un viaje de infierno y que desbordaba a los dispositivos de seguridad del Gobierno español.

Pero la red de ayuda a migrantes iba mucho más allá. Algunas de las personas que llegaban conseguían huír. Y por suerte, antes que a la Guardia Civil, deambulando por alguan carretera, se encontraban con gente buena de Barbate. La red se activaba de nuevo, para acoger y ayudar a que el viaje continuara de manera clandestina y humana.


A pesar de las leyes de extranjería, ahí estaba esa red silenciosa, rebosante de humanidad y que cruzaba toda la costa gaditana. Dando la bienvenida a Andalucía, tierra de acogida. 

"No más muertes en el Estrecho", rezaba la pancarta que ayer presidia la protesta a las puertas del edificio principal del Ayuntamiento, epicentro de las movilizaciones en la localidad.

Desde aquí mi reconocimiento y orgullo hacia el pueblo de Barbate, un paraíso lleno de gente buena, solidaria y luchadora. Mi reconocimiento desde aquí a toda la gente que forman esas redes humanas de ayuda.













1 comentario:

  1. Pepa Ramos acudía al cuartel con ollas de puchero y juguetes para los niños de esas pateras. Bendito corazón

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