Mi primer día de clase

Mi primer día de clase. Como si acabara de entrar en primaria y me mandaran a hacer una redacción. Pero casi sin darme cuenta, sólo si cierro los ojos y pienso en mi primer día de colegio: sin parar de hablar, nervioso, agarrado de la mano de mi madre, camino del Colegio Público de Los Prados, una barriada de Málaga, en septiembre del año 1988. Me llamaban Paco, porque cuando me preguntó el nombre la señorita yo no sabía decir Francisco, así que Paco.
Ni Paco, ni primero de parvulario, ni Málaga. Artacho, 5º de Periodismo y Sevilla.
Pues hoy ha sido el primer día de clase de mi 5º año de carrera. La carrera tal vez no sea mi fuerte, el ofició sí. Soy periodista, me siento periodista.
"¿La clase que empieza a las ocho y media (de la mañana) la empezamos a las nueve, no?" Aunque formuló la frase de forma interrogativa ya la daba por hecho. Esa pregunta hizo que supiera que estaba en esa facultad, donde para muchos el periodismo es sólo una carrera universitaria, no una profesión. Porque mientras más fácil y ridícula se pueda hacer una asignatura (exceptuando las que ya lo son), más se hará. Y la misma tónica durante cinco años: poco compromiso con la facultad, por parte de profesores y alumnos, y pasar por ella lo más tímidamente posible, aprobando que es gerundio. Me niego que para mí la facultad sólo sea eso, me niego, aunque para ello tenga que recurrir al exterior, a mi profesión. Aunque tal vez esto sea huir de ese compromiso estudiantil que me robaron.

Ahora es tarde, aunque toca plantar cara a la carrera. Pero no es tarde para darle vida a este blog, día a día, como ejercicio de reflexión y tranquilidad. También como archivo de mi profesión. Ya sé que estamos en septiembre y todo son buenas promesas, pero al menos hay que intentarlo, ¿no?.

Las clases, como siempre mediocres, aunque Estructura de la Comunicación pinta bien: hoy nos hicieron reflexionar sobre los valores y el mundo en el que vivimos. No está nada mal para empezar.